Los poemas largos,
son para aquellos
sentimientos más vagos.
Pero los poemas cortos,
explican mejor a los
sentimientos complicados.
Y la redundancia, concordante,
musicaliza los sentidos,
le da vida y rima a sus latidos,
planos y aplastados
donde sea que los leas.
Más la molesta métrica,
un protocolo tedioso,
que afinará sublime,
sus cadencias, mentiroso.
Que pereza ser poeta,
y que vicio tan grande,
escribir desde la puerta,
a esa colección interminable;
De saetas libres,
planas y dejadas de la
carrera inalcanzable.